Mi historia es algo larga, como pudiste ver vengo de una familia neurodivergente (esto recientemente lo descubrí) pero empecemos por lo que me llevó a descubrir que soy una mujer autista.

Mi historia empieza cuando me mudo a Puebla, por trabajo a un Centro de Rehabilitación Infantil, cabe mencionar que no me cuesta mucho cambiarme de lugar territorial, eso lo creía hasta que lo tuve que hacer por varias veces, pero ahora sola.
Estaba nerviosa pero la idea de tener ese trabajo y el "sacrificio" que mis papás decían que tenía que tener me hizo aceptarlo. A la par quiero contarte que he tenido de manera temprana psicoterapeutas porque siempre he tenido ansiedad, que mi psicóloga y yo creíamos era baja autoestima y una cosa de auto percepción ( lo que no sabia era porqué).
Así estuve dos años en psicoterapia y aunque también recuerdo haber oleado la depresión no sentía que realmente se iba. A la par tenía un trabajo que no me gustaba (el centro del que te hablé): la dinámica, la ¨productividad laboral¨, la idea de "ponerte la camiseta" etc. Sin embargo, era mi sustento con lo que podía tener independencia económica. Recuerdo haber pasado momentos muy dolorosos, sola, con crisis de pánico, con depresión, con ansiedad social.
Mi psicóloga me deriva a psiquiatría por lo que no me sentía tan preparada para afrontar lo que podía venir (recuerdo que vagamente había leído algunos post sobre infra diagnóstico en mujeres lo que llamo pasajeramente mi atención) pasaron 7 meses aproximados cuando no sentía avance o que me sintiera cada vez mejor y tuve que repensar la idea de acudir con algún psiquiatra.
Parte de mi trabajo profesional ha sido acompañar a personas neuro divergentes terapéuticamente, sin embargo, nunca pensé que yo podría serlo. Hasta que en una sesión conocí a una persona que se parecía mucho a mí y compartíamos similitudes:
Siempre pensar en huir de las reuniones, pánico cuando hay mucha gente, aunque fuese la protagonista del evento en cuestión.
Miedo a la interacción con los demás, equivocación, temas de conversación, ingenuidad etc.
Taquicardia, desde emoción hasta la preocupación.
Así me fue detallando una serie de situaciones que se parecían a mi historia:
Siempre me anticipo a escenarios creando falsas hipótesis de lo que puede ocurrir, para que no me agarre desprevenida si pasa un escenario así.
Cuando voy a pasar por una reja y sé que podría salir un perro “me ladro” en mi mente, para anticiparme y que no me sobresalte, porque si no hago eso no me siento segura.
A pesar de que he estudiado mucho el lenguaje y en que tipo de contextos se utilizan, me cuesta entender el doble sentido, y algunos chistes.
Eso fue lo que detonó que buscará arduamente ese post con el que hace meses me había topado y así una noche entera que se convirtió en semanas de hiperfoco fui enlistando muchas otras situaciones que al contárselas a mi psicóloga, efectivamente: me hacían ser una mujer autista.
En otro post, les contaré como fue mi recorrido en búsqueda de la detección, que lamentablemente en México hay pocas instituciones que acompañan procesos diagnósticos respetuosos y dignos.
Comments